Me permito reiterar esa idea universal de ser perseverantes, luchar por los sueños, vencer obstáculos y perseguir ideales.
Pero cuando la vida te muestra señales que indican otra dirección y tú insistes en estar allí, jugando a la prueba y error; eso se llama ser obstinado, terco y testarudo.
Quizás el sueño siga siendo el mismo. Quizás los ideales sean muy buenos y la idea maravillosa.
De pronto el camino que elegiste no era el apropiado, o te faltó diseño y planificación.
Te recuerdo que también vale volver a empezar. Con otra forma, de otra manera, con otro vestido; con un nuevo Yo, que acepta con humildad el replanteamiento.